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martes, 26 de julio de 2016

Qué hacer si nos encontramos con un animal abandonado

Algunas veces encontramos por la calle un perro que anda solo sin nadie a su alrededor. Cuando ello sucede tenemos que pensar que puede tratarse de un animal abandonado, pero también debemos tener en cuenta que podría ser un perro que se ha perdido o se ha escapado y que sus dueños lo estén buscando. En cualquier caso, y si decidimos tomar cartas en el asunto, seguramente que estará desorientado y puede asustarse fácilmente (y huir) si intentamos acercarnos de una forma brusca. Por esta razón, es aconsejable que lo hagamos poco a poco y despacio, utilizando un tono de voz suave. Podemos darle comida para intentar que se acerque, pero hay que armarse de paciencia porque en muchos casos será difícil que venga hacia nosotros -aunque ello depende del carácter y las experiencias del animal-. Lo más habitual son los perros, ya que los gatos aunque no estén abandonados suelen vagar por sí solos y después volver con sus dueños. No obstante, cabe señalar que la población de gatos callejeros crece de manera exponencial y son muchas las colonias de gatos de nadie...

Si hemos logrado atraerlo, lo mejor será cogerlo con una correa o similar, y antes de ir a ningún sitio, quedarnos donde lo hemos encontrado durante un tiempo prudencial ya que es posible que aparezca el propietario -si con suerte sólo ha sido un despiste momentáneo-. Si no es así, hay que mirar si lleva placa identificativa con un teléfono de contacto. Pero si tampoco existe esta opción, podemos llevar al pequeño a la clínica veterinaria más cercana para comprobar si tiene microchip y así localizar a los propietarios. 

No obstante, el hecho de acudir al veterinario no significa que los profesionales del centro se tengan que hacer cargo del proceso para nosotros olvidarnos de él. En muchas ocasiones, y bajo mi propia experiencia, las personas confunden estos aspectos, lo que puede generar un conflicto ya que los veterinarios al fin y al cabo no tenemos generalmente un servicio de este tipo. 
Si, personalmente, el veterinario acepta ocuparse totalmente del asunto y quedarse con el animal hemos de saber que es una decisión totalmente voluntaria e individual. Insisto en que en cualquier clínica veterinaria con lector de microchip lo que sí pueden es leerlo para colaborar en el intento de búsqueda del propietario. Otra opción es llamar a la Policía local o a la Guardia Civil Si alguien está buscando a su mascota perdida, es probable que se haya puesto en contacto con las autoridades locales. 

Mientras se intenta buscar al dueño, y si es posible, es preferible que el animal quede acogido al menos unos días en nuestra vivienda o en la de algún amigo o familiar que pueda quedarse con él unos días. Pero si finalmente todo indica que ha habido un abandono, es cuando tenemos que tomar decisiones: o quedárnoslo si creemos que podemos darle una buena vida, o ayudarle a encontrar un hogar (hoy en día gracias a la redes sociales surgen muchos adoptantes, o incluso el propio dueño que aparece y lo reclama), o llevarle a un refugio o protectora de animales. En este último caso, también es importante tener claro que este tipo de entidades no tienen la obligación de acoger al animal que les llevemos, simplemente porque muchas veces no pueden. Los refugios tienen límites de espacio y tristemente su capacidad de acogida ya suele estar al 100%. 

En teoría, según la Ley de protección de los animales (recogida en el Texto Refundido 2/2008 del 15 de abril), “corresponde a los ayuntamientos recoger y controlar los animales abandonados”. Asimismo, “los ayuntamientos han de disponer de centros de recogida de animales abandonados o perdidos adecuados y con suficiente capacidad para el municipio”. Pero aquí se habla de perreras municipales, y no de refugios o protectoras. Una protectora de animales o refugio -lo más habitual hoy en día- es una entidad sin animo de lucro que no se lucra a costa del abandono animal.  Son asociaciones de personas desinteresadas que albergan animales abandonados o maltratados y les cuidan mientras les ayudan a buscar un hogar con diversas iniciativas. Por todo ello, este tipo de entidades no tienen esa obligación de la que hablábamos antes, de modo que es esencial que recordemos que si optamos por llevar allí a un animal que nos hemos encontrado, puede ocurrir que nos ayuden en todo lo que puedan pero que no siempre puedan acogerlo. 

¿La mejor solución, por tanto? Lo ideal, y si nos gustan los animales, será comenzar los trámites de adopción para que pase a formar parte de nuestra familia. 

Evidentemente no siempre puede ser esta la solución, pero darle un hogar (o buscarle uno) es lo mejor que podemos hacer por ese pequeño, antes de llevarlo a la protectora de animales.

 Amaya Quirós

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