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martes, 5 de julio de 2016

¡Nos vamos de vacaciones! Y nuestras mascotas… ¿también?

Llega el momento esperado, las maravillosas vacaciones. Pero a los que somos dueños de mascotas nos surge una pregunta:  ¿nos las llevamos con nosotros o no? Dependiendo del tipo de viaje que vayamos a realizar tendremos que decidir lo más apropiado. Y si llegamos a la conclusión de que "esta vez no", tendremos que buscar dónde y cómo dejarlos para que estén bien cuidados. Por suerte, hoy hay soluciones para todo... o casi todo. Pero si nos decantamos por llevarlos con nosotros, hay que ser muy conscientes de las medidas de seguridad por ejemplo si viajamos en coche.



Si hablamos de gatos, la opción más cómoda y menos estresante para ellos podría ser dejarlos en casa y que algún familiar o amigo pase cada 1-2 días a echar un vistazo, cambiarles la arena, poner agua fresca y revisar sus comederos. En otros casos puede que sea mejor llevarlos a casa de alguien para que no pasen tanto tiempo solos. También existen residencias para gatos donde serán bien atendidos, pero dado su carácter marcadamente territorial, esta opción puede generar un estrés importante para ellos.

Respecto a los perros, tendremos que recurrir a las mismas vías: residencias de toda la vida, amigos y/o familiares, o también las nuevas casas de acogida o cuidadores personales -que les dan un trato mucho más cercano y personal, casi como si ellos también fuesen a pasar unos días de vacaciones-. En este último caso se trata de particulares que acogen a un número reducido de perros y conviven con ellos en su hogar, tratándoles como si de los suyos propios se tratase. De hecho seguramente convivirán con las mascotas de dichos cuidadores, lo cual puede ser como si vivieran un “campamento de verano” y que se lo pasen literalmente ‘pipa’ socializándose. Suelen ser casas con terreno, jardín y espacio para el recreo. Conozco a más de uno que, tras dicha experiencia, incluso pasan por una pequeña depresión post-vacacional, sobre todo si vuelven a una vida estrictamente urbana en un piso. Personalmente, dentro de las alternativas de residencia externa, esta opción me parece la más acogedora, amable e incluso saludable, sin demeritar ni de lejos la labor de las residencias caninas más tradicionales.

En el caso de que decidamos que en esta ocasión vamos a viajar la familia al completo, hay que tener en cuenta que si vamos a viajar en coche debemos saber que existe una normativa clara en cuanto a las medidas de seguridad a adoptar. Éstas van encaminadas a garantizar tanto la integridad física de nuestra mascota como la seguridad en la conducción. Todo se reduce a priori en una sencilla premisa: NO INTERFERIR ni en la atención del conductor ni en la propia conducción. Para ello existen distintos métodos destinados a impedir el movimiento excesivo del animal en el interior del vehículo, con el fin de evitar provocar un posible accidente. Son métodos que limitarán su movilidad, pero con la comodidad y seguridad suficientes.

Es fundamental evaluar factores como el carácter y tamaño de nuestras mascotas para decantarnos por un método u otro de los que existen actualmente para viajar en coche con nuestros peludos. Hay arneses de viaje especiales que se enganchan al cinturón de seguridad, como el de la fotografía de la izquierda. 

Pero también hay acoples al cinturón -que habrán de utilizarse sólo con arneses y nunca con collares al cuello por evitar problemas de asfixia si se produjera un frenazo, como se ve en la foto de la derecha-. 

Con estos dos sistemas nuestro animal evitará tener que viajar en el maletero y podrá hacerlo en los asientos interiores (SIEMPRE TRASEROS por evitar distracciones o "saltos" al asiento del conductor). Cabe destacar que la mayoría de los enganches que se comercializan en España son universales y se adaptan a cualquier coche, a excepción de los de marca Volvo que requieren de un acople específico. Así que si es tu caso, ten en cuenta esta salvedad.

También podemos adaptar el maletero, aislándolo con barras o redes que impidan que pasen de un compartimento a otro en el viaje.  


Por último, están los transportines, que han de tener la altura suficiente como para que nuestro amigo pueda permanecer sentado con holgura, quedando aún un margen no agobiante hasta el techo. El transportín podrá colocarse tanto en los asientos como en el maletero. Si podemos además fijarlo con el cinturón de seguridad, mejor, aunque esto no es obligatorio. Existen también remolques que se enganchan al vehículo, pero tendremos que tener en cuenta que irán fuera de él y por tanto, no les veremos.


En el caso de viajar en avión deberán ir SIEMPRE dentro de un transportín de tamaño adecuado (siguiendo la norma de que desde su cabecita hasta el techo haya unos 10 cm estando el animal sentado, aproximadamente). Además, el transportín deberá estar homologado y cumplir con la normativa de la IATA. Dentro del avión, en cabina, está permitido llevar a animales de pequeño tamaño -normalmente hasta los 6 kilos, pero puede haber pequeñas variaciones en este dato según la compañía aérea- y siempre en transportines rígidos, no estando admitidos los de tela, mimbre o piel. Las mascotas de mayor tamaño, inevitablemente deberán ser facturados y viajarán en la bodega. 


¿Viajar es un placer? Para casi todos nosotros puede que así sea, pero para nuestras mascotas no deja de ser una sucesión de hechos que alteran sobremanera su rutina y su mundo conocido, por lo que será necesario armarse de paciencia y comprensión. Puede que a algunos no les afecte, pero para otros, la gran mayoría, puede significar un auténtico drama y que necesiten de algún tranquilizante específico, siempre prescrito por un veterinario. En cualquier caso, es aconsejable tener a mano agua que ofrecerles en los descansos o en las esperas. Dicho todo esto, ya sólo nos queda lo principal: llegar y ¡disfrutar de esas merecidas vacaciones! 

Amaya Quirós

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